LA LITERATURA DEL S.XIX
DE LA RIGIDEZ NEOCLÁSICA A LA LIBERTAD ROMÁNTICA
DE LA FANTASÍA ROMÁNTICA A LA REALIDAD
Durante el siglo XIX, la situación política, económica y social de España contribuye a que el país, que dos siglos atrás había dominado Europa, se retrase cada vez más con respecto a las nuevas potencias: Inglaterra, Francia y Alemania.
Este alejamiento con respecto a Europa también se manifiesta en el campo del arte en general y de la literatura en particular, pues las novedades culturales llegaron tarde y sin fuerza y no cosecharon los mismos resultados que en el resto del continente. Por eso, la literatura española del siglo XIX, aunque es más rica que la del siglo XVIII, está muy lejos de recuperar el nivel que tuvo en Siglo de Oro o el que alcanzaría la poesía, el teatro y la novela en el siglo XX.
Romanticismo y Realismo son dos términos que usamos habitualmente con un significado coloquial, pero también dan nombre a los dos movimientos artísticos (no solo literarios) que recorrieron Europa en el siglo XIX.
El primero surgió como reacción ante la rigidez del Neoclasicismo, ante el exceso de normas y el peso que la razón ocupó en el arte, nació como un movimiento que defendía la libertad del artista y exaltaba el sentimiento frente a la razón en la búsqueda de un mundo de ensoñación donde el artista creará sin trabas.
El movimiento romántico consiguió renovar la literatura, dotándola de nuevas formas expresivas, pero también tuvo sus detractores que le achacaban que al considerar la libertad de inspiración como único precepto, cualquier obra, independientemente de su calidad, se consideraba artística. También se decía que se alejaba tanto de la realidad, que los escritores y lectores vivían ajenos a su entorno, por lo que las obras no tenían en cuenta los problemas de la sociedad en que surgían.
Como reacción, hacia mediados de siglo se desarrolla un nuevo movimiento, el Realismo, que se caracteriza por cultivar una literatura, fundamentalmente en prosa, basada en la observación y descripción de la realidad inmediata y de los personajes que en ella se mueven, y que, bajo apariencia de objetividad, esconde la mayoría de las veces una carga de crítica social y política.
Este alejamiento con respecto a Europa también se manifiesta en el campo del arte en general y de la literatura en particular, pues las novedades culturales llegaron tarde y sin fuerza y no cosecharon los mismos resultados que en el resto del continente. Por eso, la literatura española del siglo XIX, aunque es más rica que la del siglo XVIII, está muy lejos de recuperar el nivel que tuvo en Siglo de Oro o el que alcanzaría la poesía, el teatro y la novela en el siglo XX.
Romanticismo y Realismo son dos términos que usamos habitualmente con un significado coloquial, pero también dan nombre a los dos movimientos artísticos (no solo literarios) que recorrieron Europa en el siglo XIX.
El primero surgió como reacción ante la rigidez del Neoclasicismo, ante el exceso de normas y el peso que la razón ocupó en el arte, nació como un movimiento que defendía la libertad del artista y exaltaba el sentimiento frente a la razón en la búsqueda de un mundo de ensoñación donde el artista creará sin trabas.
El movimiento romántico consiguió renovar la literatura, dotándola de nuevas formas expresivas, pero también tuvo sus detractores que le achacaban que al considerar la libertad de inspiración como único precepto, cualquier obra, independientemente de su calidad, se consideraba artística. También se decía que se alejaba tanto de la realidad, que los escritores y lectores vivían ajenos a su entorno, por lo que las obras no tenían en cuenta los problemas de la sociedad en que surgían.
Como reacción, hacia mediados de siglo se desarrolla un nuevo movimiento, el Realismo, que se caracteriza por cultivar una literatura, fundamentalmente en prosa, basada en la observación y descripción de la realidad inmediata y de los personajes que en ella se mueven, y que, bajo apariencia de objetividad, esconde la mayoría de las veces una carga de crítica social y política.