A finales del siglo XIX Europa vivió una de sus épocas de mayor esplendor y paz, la denominada Belle Époque. No fue para menos: en estos años nació el Impresionismo, una de las corrientes artísticas más importantes de la historia; los avances científicos se sucedieron con una rapidez inusitada, siendo esta la etapa de grandes genios como Edison o Marie Curie; los obreros, progresivamente, iban consiguiendo más derechos, por lo que sus condiciones de vida dejaron de ser miserables; las mujeres, gradualmente, se ganaron el derecho al voto; la economía progresaba y enriquecía a buena parte de la sociedad... Incluso en estos años se disputaron los primeros Juegos Olímpicos. Sin guerras en Europa y con cierta estabilidad entre las potencias, el Viejo Continente atravesaba una auténtica edad de oro.
Una sociedad tan próspera necesitaba que todo reflejase esa opulenta forma de vida. De ahí que cualquier objeto se convirtiese en una obra de arte, desde muebles hasta los carteles publicitarios, pasando por ventanas, lámparas, joyas, etc. Francia fue el país que especialmente gustaba de estos artículos tan hermosos como caros y, para hacer realidad ese ideal de belleza, dio cobijo a artistas de todo el mundo: Gustav Klimt, Alphonse Mucha, Toulouse-Lautrec, Monet, Renoir... La literatura, por supuesto, no fue ajena a esta manera de entender la vida y, poco a poco, fue abandonando la crudeza del Naturalismo para adentrarse en dos nuevas corrientes que se olvidarán la realidad y se centrarán en lo bello: el Parnasianismo y el Simbolismo.
Nada tenían que ver estos movimientos con el Realismo y el Naturalismo. El Parnasianismo, por un lado, se obsesionaba con lograr la belleza estética con las palabras, abandonando el lenguaje sencillo realista por uno más culto y sobrecargado; por otro, el Simbolismo buscaba la expresión del mundo interno del autor, utilizando para ello toda clase de recursos literarios. En ambos casos, la realidad era rechazada, huyéndose de ella por medio de temas mitológicos o íntimos.
Una sociedad tan próspera necesitaba que todo reflejase esa opulenta forma de vida. De ahí que cualquier objeto se convirtiese en una obra de arte, desde muebles hasta los carteles publicitarios, pasando por ventanas, lámparas, joyas, etc. Francia fue el país que especialmente gustaba de estos artículos tan hermosos como caros y, para hacer realidad ese ideal de belleza, dio cobijo a artistas de todo el mundo: Gustav Klimt, Alphonse Mucha, Toulouse-Lautrec, Monet, Renoir... La literatura, por supuesto, no fue ajena a esta manera de entender la vida y, poco a poco, fue abandonando la crudeza del Naturalismo para adentrarse en dos nuevas corrientes que se olvidarán la realidad y se centrarán en lo bello: el Parnasianismo y el Simbolismo.
Nada tenían que ver estos movimientos con el Realismo y el Naturalismo. El Parnasianismo, por un lado, se obsesionaba con lograr la belleza estética con las palabras, abandonando el lenguaje sencillo realista por uno más culto y sobrecargado; por otro, el Simbolismo buscaba la expresión del mundo interno del autor, utilizando para ello toda clase de recursos literarios. En ambos casos, la realidad era rechazada, huyéndose de ella por medio de temas mitológicos o íntimos.
EL MODERNISMO
El Modernismo fue una corriente que afectó a todas las artes, entre ellas una muy visible públicamente: la arquitectura. Las calles de las principales ciudades se llenaron de edificios llenos de líneas curvas y elementos ornamentales (es decir, adornos) por todas partes. Como reacción al utilitarismo del mundo industrial y capitalista, el Modernismo busca la belleza de lo inútil y lo superfluo, y presenta un gusto por lo decorativo, lo detallista, lo colorista, el lujo, el refinamiento.
En España, su máximo representante será el catalán Antonio Gaudí, creador de edificios tan emblemáticos como la Sagrada Familia, la Casa Batlló o el parque Guell. Pero en la mayoría de nuestras ciudades se conservan todavía los edificios característicos de la época, con sus paredes, puertas, ventanas y balcones llenos de adornos curvilíneos y coloridos (en Zaragoza, por ejemplo, muchos edificios del Paseo Sagasta o la Gran Vía).
En España, su máximo representante será el catalán Antonio Gaudí, creador de edificios tan emblemáticos como la Sagrada Familia, la Casa Batlló o el parque Guell. Pero en la mayoría de nuestras ciudades se conservan todavía los edificios característicos de la época, con sus paredes, puertas, ventanas y balcones llenos de adornos curvilíneos y coloridos (en Zaragoza, por ejemplo, muchos edificios del Paseo Sagasta o la Gran Vía).
La estética modernista, y su gusto por lo sofisticado y lo exótico (especialmente lo oriental) se deja notar también en otros aspectos, como los muebles, las vajillas de porcelana, las vidrieras y las lámparas coloristas e imaginativas. Todo se llena de pequeños detalles, líneas curvas, adornos, colores y brillos.
En pintura, el Modernismo se denominó Art Nouveau y, aparte de los cuadros convencionales, conoció un marcado desarrollo la cartelería, en la que destacan artistas como checo Alfons Mucha, en cuyas creaciones, llenas también de detalles, adornos y anchas cenefas, aparecen mujeres que expresan muy elocuentemente una nueva visión del sexo femenino: mujeres bellas y sofisticadas, adornadas lujosamente y con aire clásico (túnicas y coronas griegas) o exótico (atavíos de inspiración árabe, indú, oriental), de las que se ensalza la sensualidad y el erotismo, y que a veces representan a seres mitológicos o míticos, como las ninfas, las estaciones o Eva.
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Dentro de esta nueva visión de la mujer aparece el arquetipo de la mujer fatal: la mujer bella y sin sentimientos, que juega con crueldad con los hombres que se enamoran de ellas. Y el prototipo de mujer bella, es, como en otros aspectos, una mujer sofisticada, elegante y lujosamente ataviada (con joyas, piedras preciosas, sedas o pieles).
El Modernismo es un arte escapista, es decir, que huye de la realidad inmediata y se refugia en un mundo de belleza creado (aparte de por todas las referencias sensiorales y a elementos lujosos, refinados y exquisitos) a través de alusiones clásicas, mitológicas y artísticas (estatuas famosas, piezas de música, bailarinas de ballet...), el exotismo (hay una marcada influencia oriental, árabe, hindú) o fantasías "bonitas" (personajes de la Commedia dell'arte italiana, como Pierrots y Colombinas, hadas, duendes, caballeros y princesas...).
El rechazo de artistas e intelectuales ante el mundo en el que viven se refleja en las actitudes que toman, y que serán fundamentalmente dos.
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Ambiente bohemio del Moulin Rouge retratado por Tolouse Lautrec
El Modernismo recogerá a influencia de dos grandes tendencias artísticas y literarias de origen francés: el Parnasianismo, con su culto a la belleza y a perfección formal de inspiración clásica, y el Simbolismo, que dota a los elementos perceptibles de los sentidos significados abstractos.
El beso, Gustav Klimt
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Uno de los artistas más representativos de esta tendencia es el pintor austríaco Gustav Klimt, en cuya obra más famosa, El beso, quedan claro los valores simbólicos de muchos elementos concretos en esa representación de una escena amorosa que es el cuadro: el fondo dorado que representa esa visión del amor como algo mitificado, casi sagrado; los amantes en posición activa y pasiva respectivamente; las formas geométricas de la ropa masculina y femenina, la posición de las manos y los pies; la alfombra de flores y el abismo en que termina, que representaría el peligro y la inestabilidad de la apasionada relación que hay entre los dos amantes.
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Texto tomado de: Diente de León
MODERNISMO
EN LITERATURA
Las obras literarias se van a llenar de sensaciones de todo tipo (visuales, auditivas, tactiles, olfativas, gustativas), elementos elegantes, lujosos y exquisitos, ambientes refinados y aristocráticos, y una clara preferencia por la naturaleza artificial y "domada", representada por parques y jardines suntuosos y decadentes, en los que son frecuentes elementos como la fuente (que pueden adquirir valores simbólicos; por ejemplo, en algunos poemas representa la búsqueda de la sabiduría o la verdad) o el cisne, ave elegante y enigmática que se convirtió en estandarte de toda este movimiento literario, hasta el punto que cuando empezó a decaer y surgieron nuevos escritores que reaccionaban contra el Modernismo, llegaron a decir que "había que torcerle el cuello al cisne" para expresar ese cansancio con sus formas y motivos, que llegaron a ser tópicos.
Estas corrientes literarias (simbolismo y parnasianismo) llegaron tarde a España, aunque no gozaron de mucho éxito (el Realismo estaba en pleno vigor).
Por el contrario, Hispanoamérica se declaró profunda admiradora de los poetas franceses simbolistas y parnasianas. En periódicos y revistas literarias de toda Latinoamérica se imitaba su estilo y se jugaba con él, surgiendo, de la unión de ambos movimientos, una nueva forma de hacer literatura. Nacía así el Modernismo.
Estas corrientes literarias (simbolismo y parnasianismo) llegaron tarde a España, aunque no gozaron de mucho éxito (el Realismo estaba en pleno vigor).
Por el contrario, Hispanoamérica se declaró profunda admiradora de los poetas franceses simbolistas y parnasianas. En periódicos y revistas literarias de toda Latinoamérica se imitaba su estilo y se jugaba con él, surgiendo, de la unión de ambos movimientos, una nueva forma de hacer literatura. Nacía así el Modernismo.
Texto tomado de: Diente de León
Se trata de una tendencia estética cuyo origen se sitúa en Hispanoamérica y que trajo a España el poeta nicaragüense Rubén Darío en su segunda visita como embajador, en 1891.
Los modernistas buscan renovar la literatura, especialmente el lenguaje literario, rechazando el “descuido” realista y su poca preocupación estética. Así pues, rechazan la literatura española inmediatamente precedente e imitan otras extranjeras, sobre todo la francesa. El género más cultivado será la poesía.
Los modernistas buscan renovar la literatura, especialmente el lenguaje literario, rechazando el “descuido” realista y su poca preocupación estética. Así pues, rechazan la literatura española inmediatamente precedente e imitan otras extranjeras, sobre todo la francesa. El género más cultivado será la poesía.
INFLUENCIAS
La influencia más importante que recogen los modernistas viene de la literatura francesa de finales del XIX, fundamentalmente de dos tendencias:
- Parnasianismo (Mallarmé): busca la perfección formal de la obra literaria, frente al exceso de sentimentalismo. Su lema es “el arte por el arte”. Buscan la belleza de la obra literaria introduciendo temas de la mitología clásica, lo antiguo, lo elegante, lo aristocrático, etc.
- Simbolismo (Verlaine, Rimbaud, Baudelaire): movimiento que busca las correspondencias entre el mundo físico y el mundo espiritual. Las realidades físicas simbolizarían ideas, sentimientos y estados de ánimos, y viceversa, las ideas, sentimientos y estados de ánimo pueden expresarse mediante símbolos. Dan mucha importancia a la musicalidad del poema.
CARACTERÍSTICAS
Los modernistas rechazan la sociedad industrial y capitalista en que viven: la consideran utilitarista, materialista, mediocre y gris, y los escritores adoptan actitudes para diferenciarse (bohemios, dandis). Por ello, llevan al extremo el afán de evasión romántico, ya que quieren crear con el arte y la obra literaria un mundo de belleza que les sirva de “refugio” de ese mundo con el que están en desacuerdo.
La finalidad de la literatura ha de ser, por tanto, crear belleza. Y para lograr esa finalidad, el Modernismo renovó y amplió el lenguaje poético, enriqueció la métrica y fabricó sus propios mundos mediante la palabra, para escapar así de aquel en el que vivían y que no les gustaba.
La finalidad de la literatura ha de ser, por tanto, crear belleza. Y para lograr esa finalidad, el Modernismo renovó y amplió el lenguaje poético, enriqueció la métrica y fabricó sus propios mundos mediante la palabra, para escapar así de aquel en el que vivían y que no les gustaba.
TEMAS
En cuanto a los temas, podemos distinguir dos tendencias o corrientes muy distintas:
1.-Esteticista: corresponde a la cara más externa y superficial del Modernismo, según la cual la literatura debe crear un mundo de belleza, y para ello recurren a una serie de motivos temáticos:
2.- Intimista: otra corriente atiende al mundo interior, a los sentimientos o impresiones del poeta, ya sea de forma vitalista (cantando al goce de vivir y la sensualidad) o bien melancólica (tristeza, angustia vital, malestar, soledad, el paso del tiempo, temor a la muerte, rechazo del mundo en que viven…). Suelen proyectar sus sentimientos sobre paisajes o elementos físicos que son símbolos de sus estados de ánimo.
Un símbolo es una imagen física que sugiere una idea abstracta, no perceptible por los sentidos, o un sentimiento. Por ejemplo, el ocaso sería símbolo de decadencia o muerte; el camino puede ser símbolo de vida, y la luz puede sugerir alegría. El uso de símbolos tenía un precedente importantísimo en Bécquer.
1.-Esteticista: corresponde a la cara más externa y superficial del Modernismo, según la cual la literatura debe crear un mundo de belleza, y para ello recurren a una serie de motivos temáticos:
- Atención al mundo sensorial, al reflejo de sensaciones de todo tipo (colores, olores, sabores, luz, aromas, sonido, brillo, etc.)
- Elementos lujosos, refinados o exquisitos (sedas, metales y piedras preciosas, joyas, perfumes…) Gusto por lo aristocrático, rechazo de lo vulgar.
- Escapismo, evasión en el espacio (exotismo, lo oriental, lo cosmopolita…), en el tiempo (mitología, Antigüedad clásica, lo legendario, lo medieval, lo renacentista…) o mediante la fantasía (cisnes, lagos, princesas, mitos, jardines suntuosos o crepusculares, lo otoñal, dioses y héroes, palacios, ninfas, estanques, caballeros, damas, Pierrots y colombinas…)
- Culturalismo: alusiones culturales, a obras de arte, músicos, artistas, obras literarias, poesía…
Este es el Modernismo exuberante y llamativo en la forma, pero intrascendente y tópico en el contenido.
2.- Intimista: otra corriente atiende al mundo interior, a los sentimientos o impresiones del poeta, ya sea de forma vitalista (cantando al goce de vivir y la sensualidad) o bien melancólica (tristeza, angustia vital, malestar, soledad, el paso del tiempo, temor a la muerte, rechazo del mundo en que viven…). Suelen proyectar sus sentimientos sobre paisajes o elementos físicos que son símbolos de sus estados de ánimo.
Un símbolo es una imagen física que sugiere una idea abstracta, no perceptible por los sentidos, o un sentimiento. Por ejemplo, el ocaso sería símbolo de decadencia o muerte; el camino puede ser símbolo de vida, y la luz puede sugerir alegría. El uso de símbolos tenía un precedente importantísimo en Bécquer.
LENGUA Y ESTILO
Los modernistas muestran una gran preocupación por la forma (métrica, estilo), ya que mediante la obra literaria ellos tratan, ante todo, de crear belleza. Por ello, llevaron a cabo una profunda renovación del leguaje poético. Crearon un lenguaje colorista, sonoro y rítmico como antes no había existido.
Sus principales características son:
Sus principales características son:
- Efectos sensoriales (reflejo de sensaciones de todo tipo): tratan de reflejar colores, luz, musicalidad, sonoridad, perfumes, ambientes, tacto (suavidad, visones, sedas, etc.)
- En cuanto al léxico, tratan de alejarse de la lengua habitual y coloquial, prefiriendo palabras inusuales o llamativas por la forma, como neologismos, arcaísmos, cultismos, palabras extranjeras o exóticas…
- La adjetivación es abundantísima. A veces se trata de una adjetivación meramenten ornamental (adorno) o plástica (transmite sensaciones); otras, transmite impresiones o sentimientos.
- Utilizan todo tipo de recursos fónicos (aliteraciones, onomatopeyas), dada su preocupación por la sonoridad de la obra literaria.
- Abundan las imágenes, los símbolos, las metáforas, las comparaciones.
- Uso de sinestesias: recurso que consiste en mezclar sensaciones provenientes de distintos sentidos, por ejemplo, aplicándole a un sustantivo perceptible por un sentido un adjetivo que se refiera a otro. Ej. “sonido dulce”, “luz áspera”, “negros gritos”.
- Por su afán por conseguir ritmo y musicalidad, van a utilizar todo tipo de recursos basados en la repetición (anáfora, paralelismo, repeticiones…)
MÉTRICA
Una de las formas de crear belleza con las palabras es lograr “musicalidad”, y para ello, la métrica es un aspecto fundamental. Así, los modernistas ampliaron los ritmos y formas métricas, y experimentaron con recursos como encabalgamientos sorprendentes.
Sin dejar de usar los versos tradicionales (octosílabos, endecasílabos, heptasílabos), rescataron algunos que no se usaban en castellano desde la Edad Media, como el alejandrino, e introdujeron versos hasta ahora poco usados (dodecasílabos, eneasílabo, decasílabo). En general, van a mostrar una clara preferencia por los versos largos y sonoros.
En cuanto a las estrofas, también llevaron a cabo una intensa renovación, introduciendo variaciones en estrofas tradicionales (por ejemplo, escribieron sonetos en alejandrinos, cuando tradicionalmente se usa el endecasílabo), inventaron otras completamente nuevas y ensayaron el uso del verso libre.
Sin dejar de usar los versos tradicionales (octosílabos, endecasílabos, heptasílabos), rescataron algunos que no se usaban en castellano desde la Edad Media, como el alejandrino, e introdujeron versos hasta ahora poco usados (dodecasílabos, eneasílabo, decasílabo). En general, van a mostrar una clara preferencia por los versos largos y sonoros.
En cuanto a las estrofas, también llevaron a cabo una intensa renovación, introduciendo variaciones en estrofas tradicionales (por ejemplo, escribieron sonetos en alejandrinos, cuando tradicionalmente se usa el endecasílabo), inventaron otras completamente nuevas y ensayaron el uso del verso libre.
AUTORES Y OBRAS
El principal representante del Modernismo es el nicaragüense Rubén Darío, en el que encontramos ya todas estas características y las dos grandes tendencias temáticas (la esteticista y la intimista).
Su llegada a España y el conocimiento de su obra, en 1891, cuando ya se percibía cierto cansancio del Realismo hasta entonces dominante, supuso toda una revolución que animó a muchos jóvenes poetas a escribir de acuardo con su novedoso estilo. Aún así, en general, los poetas modernistas españoles tendieron a utilizar una lengua más sencilla que la del poeta nicaragüense, con una clara preferencia, además, por la temática intimista.
Dentro de los poetas modernistas españoles cabe destacar a Manuel Machado, y las primeras obras de su hermano Antonio Machado (que luego evolucionó hacia una literatura más claramente noventayochista) y de Juan Ramón Jiménez (que luego evolucionó hacia una poesía intelectual). Las Sonatas de Ramón Mª de Valle-Inclán son la principal muestra de prosa modernista.
Su llegada a España y el conocimiento de su obra, en 1891, cuando ya se percibía cierto cansancio del Realismo hasta entonces dominante, supuso toda una revolución que animó a muchos jóvenes poetas a escribir de acuardo con su novedoso estilo. Aún así, en general, los poetas modernistas españoles tendieron a utilizar una lengua más sencilla que la del poeta nicaragüense, con una clara preferencia, además, por la temática intimista.
Dentro de los poetas modernistas españoles cabe destacar a Manuel Machado, y las primeras obras de su hermano Antonio Machado (que luego evolucionó hacia una literatura más claramente noventayochista) y de Juan Ramón Jiménez (que luego evolucionó hacia una poesía intelectual). Las Sonatas de Ramón Mª de Valle-Inclán son la principal muestra de prosa modernista.
Texto tomado de: Diente de León
RUBÉN DARÍO
Muchos fueron los poetas modernistas que sobresalieron de algún modo en Latinoamérica. Sin embargo, solo uno ha pasado a la historia tanto por su talento como por su gigantesca influencia en la lírica española posterior. Se trata del nicaragüense Rubén Darío. Desde muy joven, Darío destacó como escritor, trabajando con apenas 14 años en distintos periódicos y participando en tertulias políticas.
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Viajó por toda América Central y del Sur (El Salvador, Chile, Argentina), colaborando en distintos medios de comunicación y, merced a sus contactos, ganándose la vida como diplomático. Gracias a sus dotes periodísticas, el diario La Nación decidió enviarlo a España para cubrir la guerra de Cuba. En 1898 llegaba Rubén Darío a España y, con él, nuestra lírica cambió para siempre.
Su presencia en Madrid y Barcelona resultó decisiva para que el Modernismo se instalara definitivamente en España.Varios escritores jóvenes habían intentado, sin éxito, que esta corriente fuese aceptada por la crítica nacional. Solo Darío, cuya obra incluso era reconocida por algunos realistas (Juan Valera) y naturalistas (Emilia Pardo Bazán), logró lo que parecía impensable. Bajo su ala modernista crecieron algunas de las mejores plumas españolas del siglo XX: Antonio Machado, Ramón María del Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Jacinto Benavente...
Por aquel entonces, Rubén Darío había ya logrado la publicación de su segundo libro de poemas, Prosas profanas, si bien su primer gran éxito lo conoció de joven con Azul (1888). En Azul el nicaragüense mezcló cuentos en prosa con textos líricos y, en todos ellos, ya se apreciarían algunas características del Modernismo (herencia de la literatura francesa): el empleo de versos alejandrinos (14 sílabas) y de 12 y 9 sílabas (propias del francés), el lenguaje culto y recargado, los temas mitológicos y fantásticos... Sin embargo, fue en Prosas profanas (1896) cuando alcanzó un punto de madurez que lo definió completamente como poeta.
Su presencia en Madrid y Barcelona resultó decisiva para que el Modernismo se instalara definitivamente en España.Varios escritores jóvenes habían intentado, sin éxito, que esta corriente fuese aceptada por la crítica nacional. Solo Darío, cuya obra incluso era reconocida por algunos realistas (Juan Valera) y naturalistas (Emilia Pardo Bazán), logró lo que parecía impensable. Bajo su ala modernista crecieron algunas de las mejores plumas españolas del siglo XX: Antonio Machado, Ramón María del Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Jacinto Benavente...
Por aquel entonces, Rubén Darío había ya logrado la publicación de su segundo libro de poemas, Prosas profanas, si bien su primer gran éxito lo conoció de joven con Azul (1888). En Azul el nicaragüense mezcló cuentos en prosa con textos líricos y, en todos ellos, ya se apreciarían algunas características del Modernismo (herencia de la literatura francesa): el empleo de versos alejandrinos (14 sílabas) y de 12 y 9 sílabas (propias del francés), el lenguaje culto y recargado, los temas mitológicos y fantásticos... Sin embargo, fue en Prosas profanas (1896) cuando alcanzó un punto de madurez que lo definió completamente como poeta.
Posiblemente el símbolo sea la principal innovación de Rubén Darío. Imitando a sus admirados simbolistas franceses, el nicaragüense repite en todos sus poemas distintos elementos a los que asocia una idea o un sentimiento con los que habitualmente no están relacionados. Por ejemplo, para él el color azul significaba el ensueño y el infinito, lo inalcanzable; los cisnes blancos (su símbolo más famoso), el erotismo y la elegancia; los pavos reales, la belleza; la torre, la soledad, el aislamiento del mundo; la mariposa, el renacer, el ciclo de la vida y la muerte; los parques y los jardines recreaban el corazón y el alma del poeta...
En 1905 Rubén Darío publicó su tercera gran obra, Cantos de vida y esperanza, una obra más humana e intimista, en la que el paso del tiempo le produce tristeza y melancolía.
Darío gozó en vida de mucha fama y popularidad, tanto en Latinoamérica (era a menudo recibido como un héroe cuando visitaba un país) como en España o Europa. Lamentablemente, su afición al alcohol afectó gravemente a su salud y su economía, siendo frecuentemente ayudado por amigos y políticos que deseaban acercarse a la gloria del "príncipe de las letras castellanas". Por desgracia, todo el auxilio que le prestaron no fue suficiente para evitar su temprana muerte a los 49 años. Eso sí, su influencia se dejó sentir en las tres décadas siguientes, siendo crucial en los inicios de autores ya mencionados como Machado, Valle-Inclán o Juan Ramón Jiménez.
En 1905 Rubén Darío publicó su tercera gran obra, Cantos de vida y esperanza, una obra más humana e intimista, en la que el paso del tiempo le produce tristeza y melancolía.
Darío gozó en vida de mucha fama y popularidad, tanto en Latinoamérica (era a menudo recibido como un héroe cuando visitaba un país) como en España o Europa. Lamentablemente, su afición al alcohol afectó gravemente a su salud y su economía, siendo frecuentemente ayudado por amigos y políticos que deseaban acercarse a la gloria del "príncipe de las letras castellanas". Por desgracia, todo el auxilio que le prestaron no fue suficiente para evitar su temprana muerte a los 49 años. Eso sí, su influencia se dejó sentir en las tres décadas siguientes, siendo crucial en los inicios de autores ya mencionados como Machado, Valle-Inclán o Juan Ramón Jiménez.
COMENTARIO DE "LO FALTAL"
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Cantos de vida y esperanza (1905)
TAREA.
"LA SONATINA". RUBÉN DARÍO
Valga como ejemplo de su estilo su poema más célebre de Prosas Profanas, la Sonatina:
Comenta y señala (con ejemplos del texto) las características del movimiento modernista presentes en el poema:
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
MÁS ALLÁ DEL MODERNISMO
La generación modernista había iniciado el alejamiento de la literatura realista; sin embargo, la ruptura completa se producirá con los artistas que cobren protagonismo a partir de 1914.
Esta reacción contra el arte anterior se sintetiza en dos aspectos: la ruptura con la ilusión de realidad y la huida del sentimentalismo.
En las letras españolas, la reacción antirrealista se lleva a cabo desde dos movimientos que comparten la intención, aunque se diferencian en el grado de radicalidad de sus respectivas propuestas: el novecentismo y el vanguardismo.
Esta reacción contra el arte anterior se sintetiza en dos aspectos: la ruptura con la ilusión de realidad y la huida del sentimentalismo.
En las letras españolas, la reacción antirrealista se lleva a cabo desde dos movimientos que comparten la intención, aunque se diferencian en el grado de radicalidad de sus respectivas propuestas: el novecentismo y el vanguardismo.
- El novecentismo —también conocido como Generación de 1914— fue un movimiento de intelectuales de procedencia burguesa que apostaron por continuar la senda de la modernización de España iniciada por los hombres del 98. Sus componentes tenían fe ciega en que solamente mediante la educación y la cultura podía transformarse un país en decadencia, tarea a la que dedicaron sus obras. En la literatura novecentista predominó la reflexión intelectual sobre la expresión de los sentimientos.
- Más innovadora fue la reacción del vanguardismo, que buscó la expresión completamente libre de los artistas, al tiempo que dinamitaron las bases tradicionales del arte. Para conseguir estos objetivos, se valieron del humor y la provocación; del juego con las formas literarias; deshumanizaron el arte mediante la eliminación de contenidos sentimentales, como el amor, la angustia existencial o la denuncia social; reflejaron en las obras el mundo moderno; y dirigieron sus propuestas a un público escogido capaz de comprender los objetivos rupturistas. El vanguardismo no fue un grupo unitario, sino un conjunto de propuestas diversas que compartían algunos caracteres.
En España destacan los siguientes movimientos de vanguardia:
Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
Juan Ramón Jiménez es uno de los grandes, de los mayores poetas que han dado nuestras letras, y así lo reconoce el Premio Nobel de Literatura que le fue concedido en 1956, tres días antes de la muerte de su esposa, Zenobia Camprubí, a la que había conocido en 1913 y a la que le unió un amor intensísimo que duraría toda la vida, y que sería su contacto con el mundo sobre todo en los últimos años.
Porque fue un poeta muy sensitivo pero que tendió al aislamiento, sobre todo en su última etapa, que pasó obsesionado con pulir su Obra, con mayúsculas, que era como el denominaba al conjunto de su producción poética. Convirtió la creación poética en el centro de su vida. A esta actividad se dedicó en cuerpo y alma, y sobre ella reflexionó en numerosas ocasiones. Juan Ramón solo sobrevivió dos años a la muerte del amor de su vida.
Porque fue un poeta muy sensitivo pero que tendió al aislamiento, sobre todo en su última etapa, que pasó obsesionado con pulir su Obra, con mayúsculas, que era como el denominaba al conjunto de su producción poética. Convirtió la creación poética en el centro de su vida. A esta actividad se dedicó en cuerpo y alma, y sobre ella reflexionó en numerosas ocasiones. Juan Ramón solo sobrevivió dos años a la muerte del amor de su vida.
El propio Juan Ramón Jiménez dividió su trayectoria poética en tres etapas que suponen un proceso evolutivo que va del modernismo inicial al hermetismo de sus últimas obras.
- A la primera la llamó Época sensitiva (1900-1915), donde se nota con claridad la influencia del modernismo, tanto en lo temático (la intimidad, la melancolía y el sentimentalismo, la presencia constante de la muerte y el fluir del tiempo), como en lo formal (innovaciones métricas, abundante adjetivación sensorial, empleo abundante del símbolo).
Texto tomado de: Diente de León
La prosa era el género preferido de los realistas, contra los que modernistas y noventayochistas reaccionan; por ello, ambas tendencias intentarán, por vías diferentes, alejarla de las características que tenía en el Realismo (el reflejo completo, verosímil, fiel y objetivo de la realidad contemporánea y cotidiana, incluyendo numerosas descripciones detallistas, generalmente con un narrador omnisciente en 3ª persona y un lenguaje llano que se adecúa a la condición y situación del personaje).
Así, los escritores modernistas aplicarán a la prosa todas las características de su movimiento, y en ella aparecen sus temas característicos (escapismo, esteticismo, atención al mundo sensorial, refinamiento, lujo, culturalismo, intimismo y simbolismo…) y se utiliza una lengua exuberante, rítmica, musical y llena de recursos que buscan la belleza y la sugerencia (metáforas, comparaciones, paralelismos, repeticiones, arcaísmos, neologismos, extranjerismos, etc.).
Aquí tenéis el famosísimo comienzo (es el primer capítulo) de la obra Platero y yo, en la que podéis comprobar cómo aparecen muchas características temáticas y estilísticas del Modernismo.
Así, los escritores modernistas aplicarán a la prosa todas las características de su movimiento, y en ella aparecen sus temas característicos (escapismo, esteticismo, atención al mundo sensorial, refinamiento, lujo, culturalismo, intimismo y simbolismo…) y se utiliza una lengua exuberante, rítmica, musical y llena de recursos que buscan la belleza y la sugerencia (metáforas, comparaciones, paralelismos, repeticiones, arcaísmos, neologismos, extranjerismos, etc.).
Aquí tenéis el famosísimo comienzo (es el primer capítulo) de la obra Platero y yo, en la que podéis comprobar cómo aparecen muchas características temáticas y estilísticas del Modernismo.
Texto tomado de: Diente de León
La obra se convirtió en un famosísimo clásico de la literatura española traducido a muchísimos idiomas.
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Platero y yo (1914)
Conjunto de capítulos cortos, verdaderos poemas en prosa, en los que se evoca Moguer, pueblo natal del poeta, su paisaje y sus gentes, de manera subjetiva, asociados a la compañía constante de Platero, su burrito.
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Texto tomado de: Diente de León
- Con el libro Diario de un poeta recién casado comienza la Época intelectual (1916-1936). Ahora los poemas se vuelven más breves y condensados, desaparecen la adjetivación sensorial y las referencias sentimentales. El poeta se concentra en el conocimiento y en la poesía como herramienta para alcanzarlo.
- La última etapa —la Época suficiente o verdadera (1936-1958)— es la más conceptual. A menudo el escritor abandona el verso para utilizar una prosa hermética con la que aborda dos temas principales: la creación artística y la consideración del poeta como un dios.
Aunque su obra lírica pasa por diferentes etapas, a lo largo de ella pueden advertirse unos pocos rasgos que la dotan de unidad:
La poesía de Juan Ramón mantiene su unidad también gracias a unos pocos temas que aparecen recurrentemente en sus poemas:
- a. Es una poesía minoritaria que exige la participación activa del lector. Con el tiempo la poesía se va haciendo cada vez más hermética y difícil de comprender en una primera lectura.
- b. La creación lírica le sirve para conseguir un triple deseo: descubrir la belleza, conocer el sentido de la realidad y la vida, y alcanzar la eternidad, pues para él solo el ser creador puede serlo.
- c. El poeta onubense concibe su trayectoria lírica como una «obra en marcha», de manera que el escritor vuelve una y otra vez sobre sus poemas, depurándolos y transformándolos.
La poesía de Juan Ramón mantiene su unidad también gracias a unos pocos temas que aparecen recurrentemente en sus poemas:
- a. La creación poética, el concepto de poesía y la función del poeta.
- b. El paisaje natural que sugiere melancolía y es el espacio donde el yo lírico puede refugiarse de los sinsabores de la vida. Ese paisaje natural compartirá protagonismo con el urbano a partir de 1916.
- c. La muerte y el fluir del tiempo son recurrentes en sus inicios, pero la obra final de Juan Ramón presta menos atención a ellos.
- d. El tema de dios, pero no desde un punto de vista religioso. Al escritor le interesa la figura de dios como creador de universos, lo que le permite igualar al poeta creador con los seres divinos.
En su madurez, Juan Ramón buscó una poesía intelectual que sirviera no para expresar sentimientos, sino para conocer la realidad, la verdadera realidad, una poesía que buscara "el nombre exacto de las cosas", es decir, que captara y transmitiera la verdadera esencia de la realidad, que es eterna y está escondida tras todo lo que cambia y lo que muere. Una poesía consciente y tal vez deliberadamente difícil a la que sólo unos pocos, con su mismo nivel intelectual, pueden aspirar a llegar. De ahí las dedicatorias que encontramos en muchos de sus libros: "a la inmensa minoría" o "a la minoria, siempre".
Os dejo un famoso poema en el que evoca cómo seguirá lo que ahora le rodea cuando él ya se haya ido: El viaje definitivo, escrito poco antes de morir.
Porque la vida seguirá sin nosotros. Porque siempre se quedan los pájaros cantando...
Porque la vida seguirá sin nosotros. Porque siempre se quedan los pájaros cantando...
Texto tomado de: Diente de León
«El viaje definitivo» |
ACTIVIDADES (pág. 45)
5. Lee estos poemas de Juan Ramón Jiménez y contesta a las preguntas:
A)
|
B)
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Mira, la luna es de plata |
Vino, primero pura, |
a) ¿Cuál de los dos poemas pertenece a la primera etapa de juan ramón jiménez? ¿En cuál de los dos hay más adjetivos? ¿Qué otros elementos diferencian el poema a del b?
El poema A es el que pertenece a la primera etapa. Es en él donde se encuentra un mayor número de adjetivos. Además se diferencia del B, entre otros rasgos, en que es un poema descriptivo, donde los elementos de la naturaleza están presentes, destacando en ellos sus aspectos sensoriales.
b) ¿Qué rima se da en el poema a, asonante o consonante? Demuéstralo. ¿Se da rima en el poema b? ¿De qué tipo de verso se trata?
La rima que se da en poema A (solo en los versos pares) es asonante, ya que solo hay coincidencia de sonidos vocálicos (o/a) a partir del último acento. En el poema B no hay ningún tipo de rima, por lo que es una composición que se compone de versos libres.
c) en el poema b, se da una personificación constante. ¿de quién habla? ¿a quién se dirige?
El poeta habla de la forma de expresión poética, personificando a la poesía en una muchacha. Es a esa muchacha, poesía desnuda, a la que se dirige al final del poema.
d) identificas las dos etapas de la poesía de Juan ramón jiménez en el texto b?
Sí, es posible identificar las dos etapas creadoras de Juan Ramón Jiménez en ese poema: entre los versos 4-8, describe el tipo de poesía modernista presente en su primera etapa creadora; a partir del verso décimo, nos muestra su concepción de poesía desnuda, propia de su segunda etapa.